NUESTRA CASA HA QUEDADO ALGO PEQUEÑA
Rinnnnnnnnnngggg… rinnnng... Sonó el teléfono varias veces, Pamela tardó en contestar.
-Bueno.
-Hola preciosa debes estar muy ocupada, espero no ser inoportuno.
-Ferdinán, cariño, no al contrario, estaba por marcarte.
-Las obras de la construcción van muy adelantadas, en verdad vas a sorprenderte, no sabes cuanto deseo que ya estés por acá.
-Yo también me muero de ganas por verte y estar de nuevo en casa.
-¡Mmmmmmm! –Ferdinán titubeó. -¿Pasa algo? –Preguntó Pamela intrigada.
-No… sólo que… nuestra casa ha quedado algo pequeña. –Respiró hondo y agregó pausadamente- En realidad toda la casa de las gárgolas la he destinado para el centro de investigación.
-¿Toda?
-Si… pero nuestra casa es muy linda y acogedora, te va a gustar mucho, está ubicada junto a la arboleda de los olmos. La sombra la hace muy fresca pero también le da el sol de la mañana y la brisa del lago. La vista es increíble… Pamela… Pamela… ¿estás ahí?
-Ferdinán debiste consultarme.
-Si, debí haberlo hecho.
-No te preocupes cariño, te hubiera dicho que sí.
-¿En verdad? ¡Lo sabía! Gracias, te adoro.
El esposo de Pamela sintió liberarse de un gran peso, había tomado decisiones significativas él solo, en el fondo le agobiaba cualquier negativa de Pamela que pudiera alterar su aventurado proyecto científico. Se sintió egoísta, estaba frente a una oportunidad única, estar frente al sueño de cualquier investigador de tener su propio centro de investigación lo había cegado. Ahora nuevos temores lo aterrorizaban. No podía arruinarse el plan de financiamiento, sería inadmisible que fallara el equipo de investigadores que había seleccionado con sumo cuidado.
Sería imperdonable que fracasara lo más importante, la esencia de toda esa loca carrera de anhelos, que sólo puede concebir la mente humana que contempla el futuro como una unidad del pasado y el presente, donde la materia y el intelecto se fusionan en la energía a través de las vibraciones físicas y mentales del ser humano, expandiéndose en el vértigo de lo más pequeño e insignificante a todo el universo. Él sentía abrir una ventana hacia una fuente creadora de inmenso potencial infinito. No podía seguir teorizando, las ideas convulsionaban día a día su cerebro. Estaba seguro que había llegado el momento.
ALGUNOS NÚMEROS AL AZAR
-Más tranquilo dijo con serenidad. -En algunos días más empezarán a llegar los investigadores, mañana llega el primero, es un ingeniero en sistemas, experto en inteligencia artificial.
-¡Excelente, me siento contenta por ti! –respiró hondo y agregó- me siento contenta por los dos.
-¿Y cómo va la lectura de tu libro? –preguntó Ferdinán con gran interés.
-Tengo mucho que contarte, precisamente te iba a llamar, necesito que me hagas un favor.
-Lo que tú me pidas mi princesa.
-¿Podrías hacerme un programa?
-Si, dime.
-Tengo un sistema con las siguientes condiciones. –Hizo una pausa y aclaró- en realidad es un concepto de colores, pero por comodidad creo que se puede manejar como un concepto numérico.
-Espera un momento, voy a anotar.
-Bien, pero no te preocupes, es muy simple. –Continuó Pamela recapitulando tranquilamente lo que iba a decir- Tengo un tablero numerado con 81 recuadros de nueve por nueve. Aunque desconozco el arreglo de los números, sé que hay nueve números de cada uno del 1 al 9.
-Ok. –Contestó Ferdinán asintiendo con aplomo.
-Bien, por otro lado tienes seis semillas que arrojarás sobre el tablero.
-¿Semillas?
-Bueno, no sé como lo harás en el programa pero el asunto es que las semillas al caer “tocarán” algunos números al azar.
-Bien.
-Partiendo de los resultados de la primera tirada. –Continuó Pamela- deberás inferir la posibilidad de que caigan tres números de tu elección.
-Es decir. –Sugirió Ferdinán- según los números que hayan caído en la primera tirada, yo escojo por ejemplo: el 4, 7 y 9.
-Así es. –prosiguió Pamela las explicaciones del juego de Gadea- En este caso, por cada cuatro, siete o nueve que marquen las semillas tu obtendrás un punto y por supuesto si no cae ninguno de esos tres números, tienes cero puntos.
-De tal modo, en el mejor de los casos por cada tirada tengo la posibilidad extrema de ganar desde seis puntos hasta cero puntos, ¿cierto?
-Cierto. –dijo satisfecha y continuó- ¿Podrías hacer un programa donde siempre ganaras? No importa la cantidad de puntos –agregó- lo importante es que siempre aciertes al menos un punto.
-¡uff! buen reto, pero creo que me ocultas algo, me puedes dar otro dato.
-Por lo pronto no. –dijo Pamela un tanto maliciosa- trabaja con esta información y después lo platicamos, ¿ok?
-Ok, pero al menos me puedes decir el nombre que le pondré al programa.
-Baricoke. –dijo escuetamente y se despidió.
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